"Sueño con un voluntariado...", por José María Galdó

Llegando casi al terminar el primer cuarto de este siglo XXI nos encontramos inmersos más que en una época de cambios en un cambio de época. Nuestra sociedad actual está llena de diferencias, de diversidad, de elementos, rasgos, realidades, circunstancias, mayores y menores, que señalan directamente a cada uno de los grupos humanos a los que pertenecemos, bien sea por razón étnica, lingüística, religiosa, social, profesional, etc.

Nuestra realidad como voluntariado de Cáritas, en este momento, fruto del cambio de época, es que nos encontramos ante una situación de gran diversidad: rural-urbana, mayores- jóvenes, parroquias-proyectos, voluntariado participante, voluntariado no creyente o de otras religiones, compromisos más extensos en el tiempo-compromisos más puntuales, colaboraciones de empresas y universidades, el voluntariado y su relación con el tiempo libre… Se nos presenta la necesidad de poder abrazar tantas realidades y tan diferentes para que podamos animar e impulsar una acción voluntaria transformadora, generadora de Reino de Dios.

Es un reto importante adaptarnos o ayudar a transformar la realidad sin perder nuestras raíces. El voluntariado se identifica con una forma de pensar, de actuar dentro de Caritas sin que suponga un problema no tener las mismas creencias o ideas. Nuestros valores cristianos, el amor a Dios y al prójimo como piedra angular, nos permiten acoger y conectar con gran cantidad de personas que confluyen en Caritas en un sentido, aunque vengan desde lugares diferentes. Ahí́ radica gran parte de nuestra esencia y de capacidad de atracción del voluntariado. Eso sí, para darle sentido a nuestro actuar es indispensable la coordinación y el acompañamiento continuo.

Desde Caritas se nos llama a formar una nueva Iglesia que se adapte a la realidad que nos rodea. Este cambio debe ir de la mano con estructuras más dinámicas donde se tomen decisiones prácticas para poder introducir los cambios necesarios.