La experiencia de Esmeralda en el Camino de Santiago confederal
Jóvenes voluntarios de Cáritas de toda España han disfrutado, este verano, haciendo el Camino de Santiago juntos
Esmeralda, voluntaria joven de nuestra Cáritas, ha tenido la oportunidad de compartir, este verano, la experiencia del Camino de Santiago junto a voluntarios y voluntarias de otras Cáritas de toda España. Esta actividad es fruto del Proyecto Confederal «Hagan Lío» de Cáritas Española que lleva en marcha desde el año 2019.
Los jóvenes peregrinos se encontraron en Madrid el lunes 26 de agosto y llegaron a Santiago el domingo 1 de septiembre, tras haber recorrido un total de 114 kilómetros por la Ruta Jacobea. Esmeralda ha vuelto emocionada del viaje y ha querido contarnos todos los detalles para este blog. Os dejamos con su testimonio:
Empecé esta aventura con la idea de hacer el Camino de Santiago acompañada de 31 personas desconocidas. Sin embargo, resulta que, dentro de este camino, he vivido diferentes caminos.
El primero comenzó los días previos: el camino de la mochila. Con las ideas más o menos claras, llega la hora de llenar la mochila. De pronto me doy cuenta de que algunas de las cosas que quería llevar no caben. Aquí ya comienza otro camino paralelo, el de las dudas y la incertidumbre, incluso el miedo. ¿Esto lo llevo o no? Y esto, ¿realmente lo voy a necesitar? Haces y deshaces un “tetris” que te va a acompañar durante 10 días. Finalmente, toda la inquietud de este primer camino parece terminar con varias ideas. Por un lado, recuerdas la importancia de priorizar, asumes que de la incertidumbre no te vas a deshacer, por el momento, y entiendes que hay dudas que se van a tener que resolver durante los 10 próximos días. Por otro lado, este primer camino también termina con la idea de que “una aventura sin miedo, no sería aventura”.
Después llegó el camino del tren a Madrid, de apenas una hora y cuarto, pero lleno de nervios, dudas y preguntas… Y me di cuenta de que este camino se terminaba pronto. En el momento en el que comencé a encontrarme con los compañeras y compañeros caminantes. Personas que pronto serían “como de la toda la vida”. ¡Qué acogida tan cálida tuvimos! ¡Qué buen comienzo!
Lo de sentirme acogida y ´estar como en casa´ me acompañó toda la aventura. Desde que me despertaba, hasta que me acostaba. Desde una conversación hasta un simple qué tal y una sonrisa. Pero, en especial, esa sensación me acompañó a la hora de caminar. Cada etapa fue distinta y me fui dando cuenta de que cada persona las vivíamos muy diferente. A veces hablábamos, otras íbamos más en silencio… Pero, siempre, de un modo u otro, me sentía acompañada. En la meta: Santiago. Pero era difícil visualizarse allí. Hasta que llegó el día, la plaza del Obradoiro, la catedral de Santiago. Todavía no sé cómo explicar esta sensación. Solo sé que una vez llegué allí, todas esas “piedras más incómodas del camino” desaparecieron.
Una de las compañeras decía “el camino te habla” … pero me di cuenta de que las personas que te acompañan en el camino también. Y este es otro de los caminos, la huella más especial, la huella de tus acompañantes en el Camino. Un grupo que se crea en las primeras reuniones a través de una pantalla y se refuerza durante 10 días mediante la convivencia, el compañerismo y el cuidado. Un grupo que te refuerza porque se comparten las diferentes realidades que cada persona vive en su voluntariado y se intercambian diferentes ideas que quizás tienes la oportunidad de trasladar a tu Cáritas Diocesana o quizás no es posible, pero en cualquier caso comprendes que el hecho de tener ideas nuevas ya es un logro.
Un grupo que, tras acabar esta aventura, consigue que diferentes caminos den comienzo en diferentes ciudades.