Clases de castellano: una iniciativa integradora en el barrio Oliver
Una iniciativa diferente de ayuda, desde el equipo de Cáritas parroquial en el barrio Oliver de Zaragoza
Cáritas está presente, en la diócesis de Zaragoza, en sus barrios y sus pueblos, a través de 86 puntos de acogida parroquiales (Cáritas parroquiales). Conformados por un equipo de voluntariado, un sacerdote acompañante y un técnico/a, acogen y acompañan las solicitudes de ayuda de las personas del barrio. Pero, también, participan y promueven otro tipo de actuaciones de ayuda, desde su dimensión comunitaria: generan comunidad desde la comunidad.
En este sentido, os contamos una iniciativa desarrollada en el barrio Oliver de Zaragoza: las clases de castellano. Hemos entrevistado al equipo que lleva a cabo esta actividad, para que nos cuenten en profundidad.
¿Cómo surgió la idea de realizar clases de castellano en el barrio Oliver?
Este proyecto surge de la necesidad que hay en el barrio de un recurso gratuito de enseñanza del castellano. El barrio Oliver cuenta con un número importante de población proveniente del norte de África con desconocimiento del castellano y escasos recursos económicos. Pese a que existen algunas entidades en el barrio que ofrecen clases de castellano, las plazas resultan insuficientes y siempre hay mucha lista de espera. A esto se le añade que la mayoría de entidades cubre sus plazas en septiembre y personas que llegan a España a lo largo del curso se quedan sin posibilidad de incorporación. Por otra parte, se trata de personas adultas con cargas familiares y dificultades de conciliación con horarios (cuidado de hijos, búsqueda de empleo), por lo que su asistencia y horarios requiere una flexibilidad.
Contábamos con espacio para poder realizar la actividad, y voluntarios interesados surge nuestro proyecto, por lo que arrancamos esta iniciativa llamada De Aba a Zuzón (son la primer y la última palabra del diccionario de la lengua castellana).
¿Qué objetivos tiene?
Por un lado, promover el aprendizaje del castellano desde un entorno más flexible, informal y cercano, con una metodología de enseñanza libre, adaptada a las circunstancias de cada persona. La idea es que nuestro curso sea un tránsito hasta que puedan acceder a una enseñanza más reglada. Por otro lado, busca crear comunidad y fortalecer lazos entre las personas: favorecer las relaciones humanas y con su entorno y, por ende, su integración.
Contadnos sobre las personas que participan
En la actualidad contamos con 31 alumnos/as matriculados, de los cuales el 77% son mujeres y, de estas el 97% son madres, con las responsabilidades culturales que esto les conlleva (colegios, médicos, tareas domésticas…). Desde el proyecto intentamos facilitar la conciliación de las clases con su vida familiar, permitiendo que en aquellos casos que sea necesario puedan venir a clase con sus hijos. Recientemente hemos abierto un servicio de guardería a cargo de una voluntaria, para facilitar que puedan acudir a las clases. En cuanto a nacionalidades, el 58% son de Marruecos, seguido de un 16% de Argelia, el resto de nacionalidades son minoritarias (1 alumna de Albania, dos de Senegal, 2 de Túnez, 2 de Siria y una de Paquistán).
La mayoría del alumnado se encuentra en niveles muy básicos de aprendizaje del idioma (54% del alumnado). El 25% estarían en nivel medio y un 21% nivel algo más alto, teniendo en cuenta que este sería una A1 de español. La mayoría están alfabetizados en su lengua y hablan además francés mayoritariamente o inglés, aunque nos encontramos con algunos casos que solo hablan el dialecto de la zona que provienen.
La mayoría del alumnado viven en el barrio Oliver, aunque también vienen de algunos otros barrios (Delicias, San Jose…)Contamos con cinco profesores voluntarios, con experiencia en docencia, así como con la coordinación técnica del proyecto.
¿Dónde se lleva a cabo y con qué frecuencia?
Las clases se llevan a cabo en la Iglesia de Coronación de la Virgen (barrio Oliver) y son dos días a la semana, hora y media cada sesión. Llevamos calendario escolar para facilitar la conciliación familiar.
¿Qué beneficios tiene la actividad?
Para los participantes, vemos que van ganando seguridad en sí mismos, y le da menos vergüenza intentar comunicarse. También hemos observado que han establecido muchos lazos entre sí (quedan para venir juntos a clase). Tenemos alumnos que viven en habitaciones realquiladas y apenas se relacionan, por lo que este punto es muy importante.
Para el equipo de voluntarios y la trabajadora social, la actividad ofrece una forma diferente de poder relacionarnos con las familias y aprender mutuamente. Se ha creado un entorno de confianza que te posibilita conocer mejor su vida, tanto en España como en sus países de origen.
La comunidad. El objetivo final de la actividad es la integración del alumnado en la comunidad, de esta forma no solo ganan ellos, sino también la comunidad ya que son personas muy valiosas y capaces que pueden aportar mucho a su entorno.
Además de las clases, ¿hacéis alguna otra actividad con el grupo?
Intentamos que las familias establezcan vínculos con el entorno y conozcan los recursos sociales y culturales de su ciudad (y no solo de su barrio), por lo que realizamos visitas a diferentes recursos (biblioteca, centro cívico, museos, monumentos). También participamos en los actos sociales del barrio y explicamos el significado de las festividades importantes, y se les orienta sobre actividades de otros recursos públicos y privados a los que pueden acceder.
El objetivo final de la actividad es la integración del alumnado en la comunidad, de esta forma no solo ganan ellos, sino también la comunidad, ya que son personas muy valiosas y capaces que pueden aportar mucho a su entorno.